El fútbol español sufre su peor momento económico en décadas a la vez que disfruta de su mejor momento como líder mundial del fútbol.
Recién cerrada la ventana del mercado de invierno para fichaje de jugadores en España, el resultado no puede ser más desalentador.
En términos económicos, se ha invertido un 37 \\% de lo que se invirtió el año pasado, a pesar de que éste fue ya un año espectacularmente bajo en comparación con otros anteriores.
Además, la mayoría de las incorporaciones lo son a préstamo por lo que resta de temporada, sin que haya habido apenas incorporaciones de renombre.
Es altamente significativo que la Liga más importante del mundo, según los criterios de la IFFHS, se haya dado de cabeza con algo que era de imaginar, a la vista del desfase generalizado en las cuentas de los clubes de élite españoles: no se puede más. Es, sin duda, el final de una época de gloria deportiva poco sedimentada en términos de cultura empresarial y de mera prudencia.
Los clubes españoles, acostumbrados a pensar siempre en acoger cada temporada a los mejores y más cotizados jugadores del mundo, tienen ahora que afrontar pagos de tales importes sobre sus deudas que pensar en mejorar sus actuales plantillas con jugadores top mundiales es, simplemente, imposible.
Particularmente llamativa es la situación de algunos clubes sudamericanos, exportadores de muchos de los más talentosos jugadores que iban apareciendo temporada a temporada, y que en la actualidad se enfrentan a que sus cuentas no pueden tampoco equilibrarse porque uno de los mercados importadores más fuertes, España, está en muchas ocasiones en peor situación que los tradicionales exportadores.
De hecho –y eso creo que es bueno para el fútbol mundial- países netamente exportadores, por tradición, aparecen ahora en la prensa mundial por ofrecer sus clubes contratos multimillonarios tanto a jugadores locales como a extranjeros.
De este modo, los exportadores –gracias a pertenecer al grupo de países emergentes, o en vías de desarrollo- se convierten en importadores o, al menos, retienen para sus ligas a algunos jóvenes valores que hubieran desaparecido muy tempranamente de sus ligas locales.
España, como marca futbolística, puede sufrir los próximos años un cierto deterioro tanto de calidad en su Liga como en su imagen, y comenzará ahora también un camino hacia la búsqueda de trabajo fuera del país de jóvenes jugadores que, ansiosos por encontrar estabilidad y nuevas experiencias, preferirán preparar sus maletas y viajar, antes que sufrir continuos impagos, quiebras en sus clubes de origen o menosprecio en su valoración en el mercado.
Deberemos estar preparados, todos, para esos cambios.
Abrir nuestros ojos, cambiar nuestra mentalidad y ser receptivos a los nuevos tiempos –a los que siempre debemos considerar como mejores que los anteriores porque, entre otras cosas, no tenemos otros-, será imprescindible para todos.
Y, mientras tanto, el fútbol español tendrá que sufrir, sanearse, cambiar normativas y poner al frente de los clubes, amateur y profesionales, a los más capaces para sacar adelante a la más valiosa de las Ligas mundiales. Para ello, algunos tendrán mucho que cambiar. Para otros, los más preparados, será simplemente modificar algunos detalles y acomodarse al nuevo medio.
Hay camino por delante. A comenzar cuanto antes!
Jerónimo Suárez.-
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